Page 47 - Martingala Nocturna
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Su humilde servidor




                                 Usted en el inicio de mis días,
                                verla de lejos, sentir su presencia,
                                    quedarme con su aroma,
                              sentirla tan distante, tan indiferente.


                        Fue entonces —en ese ayer— mi amor platónico,
                            un amor que jamás intentó mirar dentro,
                           y descubrir mi alma que nació para amarla,
                             para protegerla, para ser sólo de usted.

                         Hoy es mi realidad, mi amor único y verdadero,
                                 dedicarme a usted y para usted.


                                          Es un placer
                             que jamás acabará con su alma gemela,
                          esa alma que cautivo la mía hace una década,
                             tenga usted la seguridad que no duermo
                       desde que posó su mirada en este humilde servidor.
































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