Page 33 - Para ser un poco más feliz
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vez cargamos con responsabilidades que no deberíamos o tuvimos
            en nuestra infancia, problemas con los que seguimos tropezando
            en nuestro presente, o sólo necesitamos un consejo profesional
            de alguien más; pedir ayuda es válido y es de valientes, es mejor
            aceptar cuando realmente la vida nos pesa y aunque compremos y
            leamos decenas de libros sobre la salud mental, la búsqueda de la
            felicidad o cómo alcanzar la plenitud, nada de esto va a funcionar sin
            una guía, sin una persona que nos ayude a razonar, aclarar nuestros
            pensamientos, mente y trabajar nuestras emociones. Parte de una
            vida equilibrada es saber cómo vivirla y la respuesta que cada uno
            de nosotros tenemos a ello, es muy subjetiva.

            Si de verdad queremos sanar, queremos estar bien, queremos
            avanzar, mejorar y dejar de lamentarnos o tropezarnos con las
            mismas piedras en nuestro camino, salgamos de nuestra zona de
            confort; madurar y  ser responsables de tomar decisiones como está.


            Cuando aprendemos a abrir nuestros corazones a otros, es cuando
            aprenderemos a soltar y retener, soltar lo que lastima y retener lo
            que conscientemente entendemos que nos hace bien.




            Consigue tu propia red de apoyo


            Esto va más allá de tener amistades sanas o personas que nos ayuden
            a tener momentos felices. La red de apoyo, son esas personas que
            están en las buenas y en las malas y nos sostienen, cuando ya no
            podemos más. Conseguir una red de apoyo, puede sonar que no es
            tan difícil, pero tampoco es tan sencillo.


            Una verdadera red de apoyo, es una zona donde te sientes seguro,
            en confianza, en paz, amado, valorado y sobre todo donde sabes
            con certeza que si ya no puedes más, éstas personas te ayudarán a
            seguir adelante, con sus palabras, con su abrazo, pero sobre todo con
            acciones que van más allá, apoyándote con tus responsabilidades,
            ayudándote a conciliar el sueño, escuchándote y aconsejándote,



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