Page 24 - Grandes maestros de América José Martí e Ignacio Manuel Altamirano: ¿Vidas conexas o ideas paralelas?
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huellas con los ojos vendados; no respira en sus obras un pensamiento
            propio, nada original, nada característico; remeda las formas de nuestra
            filosofía, y no se apropia de su espíritu. Su civilización es una planta exótica
            que no ha chupado todavía sus jugos a la tierra que   la sostiene”. Las agudas
            palabras de Bello fueron un llamado urgente al reconocimiento de lo propio
            y al estudio y difusión de pensamientos surgidos de la realidad concreta
            para poder transformarla sin la necesidad de tomar modelos extranjeros
            inaplicables en las regiones de nuestras naciones nacientes. Éstas y otras,
            serán las ideas que habrán de influir en hombres y mujeres que las harán
            propias multiplicando su efecto y razón, Martí en su célebre ensayo Nuestra
            América (1891) expresará la suma de las necesidades políticas y culturales-
            pedagógicas  para  un nuevo  devenir  latinoamericano:  “La universidad
            europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América,
            de los Incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de
            los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es
            nuestra”. El clamor martiano por la recuperación de la memoria, de las
            virtudes autóctonas y de la historia como aliada para el desarrollo de las
            identidades y sociedades, es el que inaugurarán los rebeldes haitianos al
            consumar la primera independencia latinoamericana y caribeña en 1804,
            y es el que ahora, en el devenir de nuevas transformaciones en México
            y el continente, necesitamos divulgar entre los maestros y maestras que
            día a día hacen con su labor y conciencia que los pueblos se conozcan y
            reconozcan hermanos ante tanta lacerante situación global.


            La defensa de la historia nuestra es también el resguardo de la nación, su
            soberanía y autodeterminación, y más cuando hablamos de dos grandes
            pensadores revolucionarios que con su actuar reforzaron el sentimiento
            antiimperialista  y  anticolonialista  que caracteriza al pensamiento
            latinoamericano, ambos, defendieron sus patrias para proteger a todas la
            naciones del continente y del mundo de las amenazas que significan las
            intervenciones política-económicas y social-culturales de potencias sobre
            cualquier región, Martí luchó por la libertad de Cuba ante España y la
            inminente intromisión estadounidense, Altamirano vivió la intervención de
            los Estados Unidos y defendió a México de la invasión francesa derivada
            de la Triple Alianza (Inglaterra, Francia y España), algo de lo que el propio
            Carlos Marx escribiera en su artículo “La intervención en México” (1861)



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