Page 107 - Preludio los días de mi juventud
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Capítulo XXVIII
Red eléctrica en Copala
Regresando de los juegos deportivos y culturales realizados en
la Escuela Normal Rural de Zaragoza, Puebla, pasando por las calles
de la gran ciudad capital, pedí autorización a mi entrenador para
bajarme del autobús y seguir la ruta tradicional: Ciudad de México,
Acapulco y Copala.
En el trayecto Acapulco-Copala, observaba que por los montes y por
encima de los cerros estaban trazadas líneas con torres metálicas
que sostenían cables de alta tensión como los que se veían a orillas
de la carretera de las grandes ciudades del centro del país.
Quedé sorprendido al ver que las calles de Copala tenían tendida
la red eléctrica con postes y cables de luz eléctrica; había llegado
la urbanización a Copala, se notaba el cambio, el pueblo tenía otro
aspecto, por las noches, sus calles iluminadas con las luminarias ya
colocadas, ubicaban a Copala en el estatus de ciudad.
Pasados dos días de haber llegado a casa, conté a mis padres y a
algunos familiares el triunfo de haber terminado la educación
secundaria y haber obtenido el anhelado certificado de secundaria
con buenas calificaciones, también les informé que con este nuevo
documento ingresaría a la preparatoria de mi preferencia, si es que
deseara estudiar una carrera universitaria o politécnica. Fui preciso
al decirles que mi decisión era continuar en Roque para estudiar
la carrera de maestro; porque dentro de tres años egresaría como
profesor normalista rural, con plaza segura para trabajar dentro
del sistema educativo federal y con la posibilidad de continuar
estudiando en el futuro.
Al paso de los días sugerí a mis padres introducir la energía eléctrica
en el interior de la casa, el poste de luz estaba a cuatro metros de
distancia, dijeron que sí, de inmediato pedí al bajador de la luz el
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