Page 112 - Preludio los días de mi juventud
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Copala mostró su poderío dentro de la cancha, ganó los dos primeros
juegos y con eso dio señales de ser el campeón de este torneo.
La porra de la juventud de San Luis era en nuestro favor, la gente
decía que no éramos fachosos ni presumidos.
El 28 de diciembre tuvimos un juego muy reñido y lo ganamos, con
jugadas sencillas pero efectivas, no teníamos un jugador estrella, los
cinco que entraban a la cancha, encestaban cada vez que lanzaban
la pelota a la canasta contraria.
El público reconoció nuestro esfuerzo y nos premió con porras y
aplausos en el momento del juego.
Por la tarde del 29 de diciembre, el público abarrotó los lados de la
cancha para ver la final del torneo entre Copala y Ometepec, que
había sido campeón los tres años anteriores.
El público nos tenía bien identificados, a uno de los nuestros le
decían El Chareo, a otro La Yegua, el caso era armar el ambiente,
antes de ir al centro de la cancha echamos una porra así: Por Copala
y por San Luis, el público respondió con aplausos para animarnos.
Dio inicio el juego, el árbitro traído desde la Ciudad de México, puso
la pelota en juego, con el salto entre dos en el centro de la cancha,
Copala ganó la pelota e hizo su primer enceste de dos puntos.
A medida que avanzaba el cronómetro, también el marcador
aumentaba, tanto para Copala como para Ometepec.
Antes que terminara el primer tiempo una avioneta empezó a
sobrevolar la cancha, eran unos ometepecanos que les apodaban
los Cubas, dueños de avionetas y camiones que vinieron a apoyar
a su equipo desde el aire. Pedimos tiempo fuera, hablamos entre
nosotros y dijimos: quieren intimidarnos, pero aún así les vamos a
ganar.
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