Page 13 - Martingala Nocturna
P. 13

Marisela Segoviano López, Guanajuato, Gto., 1967, hace una poesía
            muy cerca a Heráclito en relación a la lucha de contrarios y ella se deviene
            en el filo preciso entre ambos. Pervive entre el amor y el desamor, dolor
            y placer, liberta y esclavitud, lejanía y cercanía, soledad y compañía, no
            habita ni una ni otra, habita en el borde entre contrarios. En este libro,
            Martingala Nocturna, Cuerpo bajo la piel, aparece el grito desde la nocturnidad
            que habita bajo esa piel que corroe el alma por no encontrar su natural deseo
            y descanso en el otro. Cierto que está lo insuperable que es ser impregnado
            de placer y ahí su cadena insufrible de la pertenencia al otro, pero también
            la posibilidad de superar ese mismo placer por la apetencia de libertad.
            En cada poema se percibe esta contradicción que sólo es superable en la
            poesía misma, de ahí que el ser humano común, decida enfrentarse a esos
            inefables contrarios en y desde lo poético, sólo desde el poema es que esos
            monstruos que aplastan el ser  —que son los contrarios— , advienen en
            unidad y libertad.


            Aun así, se sabe que el sentimiento del amor, cuando arraiga en cuerpo,
            anula el propio cuerpo y deja un rastro de piel quemada y pensamientos
            hirvientes, deshechos de  ser  que  no encuentran  su nombre. Marisela
            Segoviano Martingala Nocturna se precisa un campo de guerra que ha de
            ser bendecida por la poesía a partir de su intensidad y verdad, lucha de
            contrarios donde el perdedor siempre será la víctima y su propia poesía.
            Aquí la poesía sólo es un vestigio de lo que pudo haber sido el amor y fue
            lo contrario, la libertad y fue su contrario, la cercanía y fue lo contrario, la
            soledad y fue su contrario, y lo que quede en este espacio de hostilidades,
            será  lo  que  haga  brotar  en  diálogo  el  lector  y  su  sensibilidad,  a  partir
            de  este  estar  en  lo  vivo. Y que  sin estar  en  medio  de  lo  que  se puede
            llamar desamor, esclavitud, injusticia, soledad, hace nacer precisamente su
            contrario. Queda este mínimo poemario como testimonio de lo que pasó,
            se olvidó, se dignificó y pudo llegar a convertirse en poesía.








                                                                      Dyma Ezban





                                                                                  11
   8   9   10   11   12   13   14   15   16   17   18