Page 18 - Martingala Nocturna
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De madrugada
Arrastro el sentimiento hasta ahogarlo
y verlo morir.
Mi avaricia de escribir un poema
que nunca quisiste leer.
De madrugada, alcanzo mi soledad,
¿me recuerdas?
Yo, no tanto.
Me duele tu ida, no por amarte,
por la sangre de mi sangre que goza tu estancia.
Sólo de madrugada alcanzo mi soledad,
y en una plegaria alzo mi voz,
y lloro para ser consolada por la primera luz.
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