Page 15 - Martingala Nocturna
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Empiezo en olvido
Para no caer,
me es difícil decidir; cuestión de suerte.
Combatir el orgullo en el interior de una celda,
me repito:
No hace falta nadie.
Nadie hace falta a nadie.
Pero me engaño al decirlo
y empiezo a olvidar
en la vena que desangra.
No importa si vivo sola,
oirás mi voz hasta la hora de mi muerte,
aprendo a desafiar lenguas y penurias.
No hay hombre que dé silencio a mis ideas,
he conocido necios y obstinados.
Y pienso:
No haces falta.
No hace falta nada.
Convencida estoy que el destino es ir sola.
Y apareces con hambre,
deseando reposar en mi cuerpo
las horas que no estuviste dentro.
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