Page 13 - Cuatro tres historias de amor
P. 13
Tráfico
“Esta niña, será muy precoz”, le dijeron a Guadalupe cuando visitó
a la tía abuela en su pueblo natal. Llevaba a Carmela, la niña morena
con enormes ojos negros en los que se reflejaba todo el mundo y era
la adoración de su madre; Guadalupe sonrió y acarició a la niña, en
ese entonces de ocho años, quien se entretenía con el perro negro
de la tía abuela. Ese comentario estuvo latente por algunos años en
su cabeza, pero no fue, hasta pasados los años que se dio cuenta de
la acertada predicción de la tía abuela Consuelo.
Carmela, se convirtió en una hermosa joven de piel canela, quien
atraía la mirada de todos los que se atravesaban por su camino; ella,
lo notó de inmediato, pero no le dio importancia, creció rodeada de
amigos que hacían lo imposible por ganarse una sonrisa de la joven.
Sin embargo, cuando cumplió 18 años su perspectiva cambió.
Como regalo de cumpleaños, sus amigas la invitaron a la cineteca,
pues era aficionada al cine, le encantaba adentrarse en las historias
contadas en una pantalla, para después soñarlas. En aquella ocasión,
proyectaban una película del cine de oro mexicano. La sala no estaba
muy llena, por lo tanto, tuvieron oportunidad de sentarse en el
centro de las butacas, desde donde se disfrutaba más el espectáculo.
Al estar ahí, una cosa impresionó a Carmela, la escena de la película
cuando la protagonista salió de su casa tranquilamente, usando
un vestido de hombros descubiertos, con terminación de falda
estrecha, dándole una silueta de reloj de arena a la actriz, además,
llevaba zapatillas y medias, caminó hasta una avenida para tomar el
autobús; cuando llegó al río de coches, le hizo la parada a la ruta, los
autos se detuvieron en plena calle sólo para verla pasar y subir sin
apuro al autobús.
A Carmela se le olvidó el argumento, la historia de amor, los datos
de la película, salió del cine pensando lo imposible de ese hecho en
11

