Page 18 - Cuatro tres historias de amor
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gris lisa con gorro, el cual traía puesto y abrazaba una patineta
despintada algo sucia. De pronto, hizo un movimiento como para
asomarse al salón, abrió los ojos y se asustó cuando vio a Carolina
parada frente a él, ocasionando que tirara la patineta frente a ella y
rodara un poco hasta sus pies. Cuando la vio ahí tirada, le pareció
un artefacto feo y de mal gusto, lo pateó para que regresara hasta su
dueño y le preguntó al niño la razón para espiar.
—No las estoy espiando, espero a que salga mi mamá —contestó
el jovencito.
—¿La miss Laura es tu mamá?
—Sí, mi tía le pidió sustituirla en sus clases, como venimos de
verla, no tuvo tiempo de ir a dejarme a mi practica de skate.
—Pues no deberías asomarte al salón porque nos interrumpes,
aunque esperes a tu mamá, hazlo aquí afuera en silencio.
Además, es incómodo sentirse observada.
—No creas que son las primeras niñas que veo en mallas y
leotardo, ni te emociones no las veo a ustedes.
A Carolina no le gustó el comentario, le iba a contestar, cuando salió
la instructora y preguntó si había algún problema. Ella dijo que no
y se metió al salón a seguir practicando. Ya nadie se asomó por la
puerta, entonces se sintió satisfecha.
Cuando terminó la clase, esperó en la entrada de la academia a sus
papás y se topó nuevamente con el hijo de su nueva maestra. Él, se
acercó con su patineta en la mano y le sonrió, entonces confirmó
que sí era alto y más flaco de lo que parecía cuando lo vio sentado,
además, tenía el cabello largo rubio, pero lo traía recogido en una
coleta, tenía cara de simpático y se le notaban varias espinillas en
la frente. Él, le extendió la mano con una sonrisa, por lo que ella le
respondió el saludo:
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