Page 128 - Preludio los días de mi juventud
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El 29 de diciembre a las 5:00 de la tarde jugamos la final, Juchitán
jugaba en casa, era el anfitrión, tenía el apoyo de su público y la
posibilidad de ganar el campeonato; pero el equipo de Copala era
el campeón y estaba en su mejor momento, tenía un buen nivel de
juego, esos eran sus atributos, además de tener una buena defensa
y ofensiva efectiva.
Se juntó mucha porra en nuestro favor, llegó gente de Copala y de
otros pueblos vecinos para ver la final del torneo y apoyarnos a la
hora del juego.
Inició la contienda, en los primeros minutos, el marcador favorecía
a Juchitán por dos puntos, pedimos tiempo fuera, corregimos los
errores defensivos y el árbitro traído de la Asociación Nacional de
Árbitros con sede en la Ciudad de México, hizo sonar su silbato y
reanudó el juego, en ese momento, ya se oían entre el público las
apuestas. Terminó el primer tiempo con el marcador favorable a
Copala por tres puntos.
El árbitro nos llamó al centro de la cancha para reanudar la segunda
mitad del juego, Juchitán empató el marcador, el público juchiteco
se puso jubiloso al oír el empate que narraba el de la bocina, un
hombre que apoyaba a Copala, de nombre Mateo Lorenzo, lanzó un
reto al público y dijo: apuesto mi caballo con montura nueva a favor
de Copala..., no faltó quién le respondiera, juega, yo te acepto la
apuesta.
El público estaba prendido, las porras gritaban de un lado y de otro,
las canastas caían tanto en el tablero de Juchitán, como en el de
Copala.
Le dije al capitán de mi equipo, pide tiempo fuera, así lo hizo,
entonces les hice la siguiente observación: el equipo de Juchitán
está replegado a la defensiva, voy a intentar tiros de larga distancia.
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