Page 124 - Preludio los días de mi juventud
P. 124
los visitantes, el trato preferente y las atenciones, hacían que los
invitados se sintieran contentos.
Por la mañana del 11 de noviembre, se escucharon las tradicionales
mañanitas entonadas por el mariachi Salvatierra, despertando a los
festejados en un día memorable que no olvidarían.
En seguida, se sirvió el desayuno, los invitados pasaron al comedor
bien formaditos, luego siguió el programa cívico, cultural y artístico,
los deportes, la comida y en punto de las cinco de la tarde, inició la
ceremonia de graduación, tal como se tenía programada.
Cada graduado fue pasando frente a la mesa de honor a recibir un
lote de libros y el anillo de graduación, señal de haber culminado la
carrera profesional.
El maestro Gilberto Lozano, director de la escuela, dirigió un
mensaje centrado en la labor del maestro rural, en el nacionalismo
y el patriotismo de los maestros de México, se refirió también a la
actitud del maestro como un ente transformador, con la misión
centrada no sólo en enseñar a los niños a leer y escribir, sino a
contribuir de manera directa en la erradicación del analfabetismo
en las comunidades rurales o donde les tocara desempeñar su
misión educativa.
Terminando el acto de graduación, los graduados acompañados de
sus respectivas damas de honor, pasaron al patio central de la escuela,
donde ejecutaron el vals preparado con anticipación, después del
vals, la orquesta de Pablo Beltrán Ruiz, traída de la Ciudad de México,
empezó a tocar las piezas musicales de su repertorio, alternando
con la orquesta Valle de Santiago, que en ese baile estrenó el danzón
de su autoría: Normalistas de Roque, ra, ra, ra.
Cuando vi que el ambiente estaba bien prendido invité a mi pareja y
nos pusimos a bailar hasta la madrugada del siguiente día.
122

