Page 121 - Preludio los días de mi juventud
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aferro a ser licenciado, médico, contador o ingeniero, ¿cómo iba a
despertar la conciencia de mi pueblo?..., ¿en qué los voy a ayudar
siendo licenciado?, tal vez no podría darles amor, justicia o palabras
de consuelo.
No podría yo ofrecerles gran cosa, para calmar su tormento,
entonces volví a mi hogar.
Todo lo tenía resuelto, llamé a mi padre y le dije: padre, yo a usted lo
respeto mucho, comprendo sus ansias, sacrificios y sus sueños, pero
hoy, quiero que me escuche, por favor, sólo un momento.
Si quiere que yo sea feliz, si quiere de verdad que sirva a mi pueblo,
si usted quiere que colabore para mejorar a mi México, si usted
quiere que dedique mi vida a lo que más quiero, por favor, papá, se
lo suplico. Deje que sea feliz con mis niños en la escuela, deje que
mi vocación se torne en mis clases y recreo. Yo quiero ser lección
de amor, quiero que mis palabras sean versos, que sea yo lucero con
mis palabras del alfabeto. Deje que sea manantial, para saciar la sed
de mi pueblo.
Déjeme sufrir, déjeme luchar, déjeme vivir con el pueblo para
educarlos, para construir un colegio. Deje padre, que luche, deme
su permiso, se lo ruego.
Yo quiero sembrar esperanzas, quiero construir anhelos, quiero
formar una escuela, una escuela a los cuatro vientos, una escuela de
libertad, donde haya luz y cantos nuevos.
Deme permiso papá, que sea un maestrito de pueblo. Quiero marcar
programas justos, quiero trazar caminos nuevos, deje que siembre
la mies, deje que propicie el vuelo; el vuelo de esa águila que parece
no tener alas, ni aliento.
Usted ya ve, mi hermano es doctor, el mayor es ingeniero, ellos han
formado en su ingratitud, un mundo diferente de explotación, de
egoísmo, de lujos y de dinero.
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