Page 88 - Una vida dedicada a la enseñanza
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Los fines de semana, su hogar se llenaba de risas y alegría. Coral,
            Mayra y Mario, junto con sus hijos, visitaban a María y Alberto, y
            juntos disfrutaban de comidas familiares, historias y anécdotas. La
            fortaleza y optimismo de María eran una fuente de inspiración para
            todos.

            Alberto, siempre el erudito, había creado en su hogar una pequeña
            biblioteca repleta de libros que abarcaban temas desde historia y
            literatura hasta ciencia y arte. Las tardes, después de que la casa se
            vaciara del bullicio familiar, María y Alberto se sumergían en este
            rincón. A menudo, ella escogía un libro al azar, y juntos viajaban por
            sus páginas, reviviendo momentos históricos o sumergiéndose en
            aventuras literarias.


            María también comenzó a escribir, plasmando en papel sus recuerdos
            y lecciones aprendidas. Con la ayuda de Mario, quien demostró
            tener habilidades en la edición y diseño, compilaron estos escritos
            en un libro. No tardó mucho para que Las memorias de una maestra
            se convirtiera en una lectura popular en las escuelas locales, siendo
            usado como material de apoyo en clases de historia y ética.


            Una tarde, mientras María y Alberto paseaban por el jardín de la
            Unión, fueron abordados por una joven mujer con una niña pequeña
            en brazos. La mujer, con lágrimas en los ojos, le agradeció a María.
            Era una antigua alumna, y gracias a las lecciones y el apoyo de María,
            había logrado superar dificultades y ahora era una exitosa abogada.
            La pequeña niña, su hija, llevaba el nombre de María en su honor.


            Ese fue sólo uno de los muchos momentos en que María fue
            recordada por su legado. Las generaciones que había influenciado a
            lo largo de los años la buscaban, le escribían cartas y la abrazaban en
            la calle, agradeciéndole por haber sido una luz en sus vidas.









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