Page 15 - Grandes maestros de América José Martí e Ignacio Manuel Altamirano: ¿Vidas conexas o ideas paralelas?
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“Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos- como ese de Ud. y mío,
            - más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión a los
            imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre
            estamos cegando, de la anexión de los pueblos de Nuestra América, al norte revuelto y
            brutal que los desprecia, - les abrían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a
            este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos.


             “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, - y mi onda es la de David-”.


            No podrá nunca evaluarse la grandeza  de José Martí  sin  reconocer la
            importancia que tuvo en la evolución de su pensamiento político y social
            aquella activa presencia en México. Ni tampoco en sus ideas en torno a
            la cultura y la educación. Estudió su historia, su arte, la grandeza de su
            pueblo; cultivo su amor, respeto y defensa de las culturas originarias; hasta
            se vinculó con las luchas del movimiento obrero... Martí amó a México
            como un hijo, disfrutó su hermosa historia nacional, su riqueza patrimonial,
            su diversidad...participó en los análisis políticos de la época, vio lo delicado
            de su relación con el vecino del norte, defendió su soberanía y se integró a
            la sociedad de ese país con placer y agradecimiento. Se codeó con lo más
            alto de la intelectualidad mexicana de su tiempo, que lo acogió con calor
            y beneplácito.


            Una de las contribuciones más importantes de esta etapa mexicana de José
            Martí, fue el conocimiento que le proveyó sobre los elementos autóctonos
            hispanoamericanos, a través de su historia y cultura nacional, en especial
            con las manifestaciones del  teatro y la  literatura.  Al mismo  tiempo, le
            permitió interactuar por vez primera con profundos problemas heredados
            de la etapa colonial, como la integración social, la configuración de una
            economía nacional y las prácticas políticas internas. En relación con este
            último aspecto, Martí constató que uno de los más significativos peligros
            de Hispanoamérica, provenía de las rivalidades internas que enfrentaban a
            notables figuras y sus seguidores, en una lucha por alcanzar y perpetuarse
            en el poder político. Su rechazo a tales procedimientos, iniciado en México
            con su crítica a Porfirio Díaz, sería reiterado en similares términos durante
            su posterior estancia en Guatemala y Venezuela.





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