Page 16 - Grandes maestros de América José Martí e Ignacio Manuel Altamirano: ¿Vidas conexas o ideas paralelas?
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México, además, le permitió profundizar sus planteamientos sobre el
carácter mercantilista de la sociedad estadounidense y la existencia de
profundas diferencias de identidad entre ésta y las naciones de Suramérica
y el Caribe. En consecuencia, subrayó la necesidad de la creación propia,
para no asimilar las experiencias europeas y norteamericanas sin tener
presente las necesidades de Hispanoamérica.
En México, a propósito del arte teatral, afirmó: “Toda nación debe tener un
carácter propio y especial: ¿hay vida nacional sin literatura propia? ¿Hay vida para
los ingenios patrios en una escena siempre ocupada por débiles o repugnantes creaciones
extranjeras? ¿Por qué en la tierra nueva americana se ha de vivir la vieja vida europea?”.
En el mismo sentido y en relación con una fuerte polémica sobre la
economía nacional mexicana, el 23 de septiembre de 1875 planteó: “La
imitación servil extravía, en economía, como en literatura y en política”. Y aunque fue
a partir de su estancia en Guatemala, entre abril de 1877 y julio del año
siguiente, donde abordó con mayor amplitud los problemas de la identidad
latinoamericana y asumió como un concepto propio las denominaciones
“Nuestra América” y “Madre América”, es significativo que ésta apareciera por
vez primera en sus escritos aztecas.
En ese sentido, una cuestión que también es muy importante y que hace
notar Carlos Alberto Pérez y Pérez en su texto, es el hecho de que las
discusiones, entonces en boga, en torno a las culturas precolombinas y
la presencia y papel del indio en la sociedad, deben haber calado en el
pensamiento martiano, “acentuando un americanismo que ya no dejaría de reflejarse
en sus sucesivos escritos”.
Sin duda alguna, en su extensa obra intelectual y política México ocupó
un lugar fundamental. En virtud de estos nexos, en la edición del periódico
Patria del 9 de julio de 1892, el Maestro afirmó: “México es tierra que todos los
cubanos debemos amar como la nuestra”.
Y como a lo largo de su vida, se puede observar que José Martí es una
verdadera esponja para observar, recepcionar y asimilar información y
criterios, y desde ese acopio de conocimiento, formular las propias ideas;
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