Page 17 - Grandes maestros de América José Martí e Ignacio Manuel Altamirano: ¿Vidas conexas o ideas paralelas?
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es absolutamente seguro que, como dice el autor de este libro, tienen que
            haber influido en él, de manera profunda, aquellos intercambios en las
            frecuentes y prolongadas tertulias que se realizaban en el Liceo Hidalgo,
            y por  supuesto, conversaciones que  se derivaban  de  las mismas. Ahí
            estaban entre otros, figuras de la talla de Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel
            Altamirano, Justo Sierra,  Juan de  Dios Peza,  Andrés  Quintana  Roo,
            Guillermo Prieto, Rosario de la Peña, Juan José Baz, Manuel M. Flores,
            Manuel Gutiérrez Nájera y el yucateco José Peón Contreras. Con todos
            ellos el cubano tuvo también nexos amistosos.


            Cuando el joven Martí, con apenas 22 años conoció a Ignacio Manuel
            Altamirano éste ya era un hombre mayor de 40 años, con una trayectoria
            reconocida en la vida política y cultural de México, y a quien –por su
            legado, hoy se le considera, justamente, “padre de la literatura nacional”. Era
            el mexicano un escritor prolífico que cultivaba diversos géneros literarios:
            novela, poesía, crónica y ensayo; con una excelente hoja de servicios a la
            Patria. Se había alineado al lado de Benito Juárez; había luchado contra
            el imperio de Maximiliano y la invasión francesa y obtenido el grado de
            coronel. A partir de 1867 se había consagrado a la enseñanza, la literatura
            y el servicio público.

            Sin duda, uno de los hombres más importantes del XIX para México, no
            sólo por su labor en la literatura, sino por su quehacer periodístico y su
            actividad política, militar, social y educativa.


            La alineación de Altamirano con la lucha revolucionaria en Cuba (que el
            Apóstol siempre agradeció); su defensa en la construcción de una identidad
            mexicana y los valores indigenistas que proclamó, enseguida cautivaron a
            José Martí. Igualmente tiene que haber prestado mucha atención Martí a las
            ideas del mexicano en torno a sus postulados pedagógicos y a la importancia
            que concedió a la educación, lo cual se refleja en sus apreciaciones sobre
            la escuela  popular, el  maestro y  su  formación,  la educación popular.
            Educación laica y libre, así como la inclusión indígena, la historia en la
            enseñanza y el enriquecimiento de los sentimientos nacionales.







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