Page 133 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Hasta ahora, estos encuentros han sido muy placenteros por ambas partes,
afortunadamente.
Es imposible haber estado exenta de yerros; alguna vez posiblemente
cometimos algunos, pero haciendo un balance cuantitativo y cualitativo de
nuestro desempeño docente, considero que tengo algunos puntos a favor,
porque les aseguro que pongo siempre el empeño para que aquéllos no
volvieran a repetirse, lo cual no impide que pudieran suscitarse otros, con
los cuales haría exactamente lo mismo.
Esta exposición de hechos tiene un motivo, que paso a compartirles.
Hace dos semanas, en la hermosa ciudad de los Cerros, la mítica Izamal, se
llevó a cabo un merecidísimo homenaje a la memoria de una queridísima
amiga maestra recién fallecida, la profesora Nidia Góngora López, a quien
se otorgó en vida el galardón de Maestra Distinguida, por su brillante
trayectoria. Ejerció siempre en el nivel secundaria, algo que nos indica
de su capacidad humana y su calidad de docente, porque el manejo de
adolescentes es ya de por sí difícil, imaginémoslo en el plano de alumno,
siguiendo disciplinas y obedeciendo un reglamento escolar.
Sin embargo, ella fue ejemplo de que existen los medios adecuados para
lograr este sincretismo alumno-maestro, en un plano afectivo de respeto y
confianza mutuos. Los testimonios expuestos por un buen número de sus
exalumnos no dejaron la menor duda al respecto.
La hermosa placa alusiva a su lugar de residencia en aquella pintoresca
ciudad de nuestro estado, es un reflejo fehaciente de la recia, pero amorosa
personalidad de nuestra homenajeada.
¡Felicidades, querida Nidia, los hados de la pedagogía te cubrieron con su
manto!
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