Page 52 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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El  entonces  joven  maestro  abreva,  como  alumno  normalista,  de  los
            conocimientos  de  un  grupo  de  inquietos  mentores  que  se  proponen
            modificar  la  enseñanza  tradicional,  fruto  de  la  escuela  lancasteriana,  e
            implantar la enseñanza intuitiva como procedimiento didáctico; el método
            racional de la lectura en lugar del silabeo; en fin, una auténtica reforma en
            el sentido del quehacer educativo mexicano.


            Menciona  el  articulista  a  toda  esa  generación  de  brillantes  educadores
            que hicieron posible años más tarde, la concepción y el funcionamiento
            de la Escuela Rural Mexicana, ejemplo de eficiencia y que sirviera para
            proyectar  la  obra  pedagógica  de  México  a  todos  los  demás  países  de
            Latinoamérica.


            Pero  fue  la  figura  recia  y  el  ideal  pedagógico  del  maestro  veracruzano
            Carlos  A.  Carrillo,  quien  influyera  de  modo  decisivo  en  el  desempeñé
            del maestro Delgadillo como profesor rural, mismo que plasmaba en su
            obra didáctico-literaria, cuyos títulos habrán de despertar en muchos de
            ustedes, como lo hiciera en mí, recuerdos muy gratos de nuestra infancia,
            que no por lejana, ha dejado de ser hermosa.


            Así, para el primer grado de educación primaria produce el libro Leo y
            escribo que introduce el método global de palabras nórmales.


            Enseguida,  Poco  a  poco,  libro  de  texto  para  segundos  grados,  de  gran
            trascendencia para mí, pues constituyó la primera obra escrita adquirida
            especialmente para mi uso escolar (me lo compraron en Burrel). Por cierto,
            este manual forma parte aún de la bibliografía auxiliar recomendada para
            maestros de aquel grado escolar por la Comisión Reguladora de Libros de
            la SEP, a nivel nacional.


            Para los terceros grados escribe Adelante, cuyos trozos literarios y anécdotas
            patrióticas  nutrieron  nuestras  mentes  y  nuestra  incipiente  sensibilidad
            infantil, despertando el fervor patrio y la admiración por los prohombres
            que hicieron posible que los niños de aquel entonces, como los de hoy,
            pudiéramos  disfrutar  los  beneficios  de  una  educación  democrática,
            incluyente y laica.




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