Page 48 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Mis amigos titiriteros
Algunos seres privilegiados poseen el don de poder decirle
al mundo, a través del manejo de figurillas fársicas (títeres),
cómo se debe vivir la vida, esa vida que nos fue otorgada
para ser felices y procurar felicidad a los que nos rodean
Effy Luz Vázquez López
Por razones de trabajo o estudio, en mi camino se ha cruzado todo tipo
de personas, muchas de las cuales se han quedado en mi afecto en forma
permanente, y he tenido la fortuna de que ese sentimiento sea recíproco.
En el verano de 1987 asistí como alumna-maestra a un curso de educación
artística integral para nivel preescolar a la hermosa ciudad de Monterrey,
Nuevo León, y en él conocí a mis primeros amigos titiriteros foráneos,
Gloria Olivares y Jesús Calzada, éste último fungía para entonces como
director general de teatro infantil del Instituto Nacional de Bellas Artes
(INBA); ambos muy jóvenes y con toda la capacidad del mundo para hacer
amigos apenas luego de conocer a las personas, amistad que por muchos
años se ha mantenido incólume, no obstante la obligada distancia.
A través de ellos me enteré que existe una agrupación que hermana a
todos los titiriteros del orbe, los cuales, para mal de la humanidad, son
muy pocos, en proporción con otras ramas artísticas que agrupan a miles
de miembros. Sin embargo, no obstante su escasez, su presencia se deja
sentir profundamente en las sociedades en que se desenvuelven.
Algún tiempo después, en otro espacio pedagógico, disfruté de la grata
compañía y, ahora me regocijo de la amistad, de la excelente actriz,
educadora y orgullosamente titiritera, Raquel Bárcena, la cual, además
de su capacidad didáctica comprobada, nos obsequió con una actuación
increíble, desarrollando una técnica europea de manejo de muñecos
de tamaño natural y otra, en la que ella misma se convertía en títere
representando un lado de su vestuario femenino y el otro masculino, dos
figuras en una, bailando un tango. Algo impactante.
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