Page 49 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Unos meses después, por razones de su cargo como directora general del
Museo Nacional del Títere que se encuentra en Huamantla, Tlaxcala,
llegó ella a Mérida y enseguida se comunicó conmigo, pidiéndome, por
favor, la contactara con algunos titiriteros del estado. Antes de pasar por
ella a su hotel, por vía telefónica me comuniqué con nuestro titiritero, el
por siempre extrañado papá de Lela Oxcutzcaba y me autorizó enseguida
que la llevara al Teatro Pedrito.
Fue un encuentro maravillosamente rico en vivencias, y cuando por razones
de mi horario de labores los tuve que dejar, ellos ni cuenta se dieron;
estaban ya en su universo propio y en su código, para mí indescifrable, yo
no aportaba gran cosa.
Cuando fui dos días después a despedirme de Gloria a su hotel y comí con
ella, se deshizo en agradecimientos y en alabanzas, por tener en Yucatán
titiriteros de la calidad de nuestro Wilberth Herrera, ese querido Alux “que
hizo reír a los niños, a los papás y a los papás de los papás de los niños,”
como diría el recordado Cachirulo.
La vida, en su insondable misterio, hizo llegar a nuestras tierras a una
pareja de esposos, cuyo arte consistía también en el manejo de títeres.
No recuerdo exactamente cuándo y porqué se dio nuestro primer encuentro,
pero desde entonces, Raúl Domínguez y Patricia Ostos, creadores y
actuantes del grupo Ensayo se hicieron mis amigos y lo serán para siempre,
sin importar que Rulo ya se encuentre en otro plano astral.
Por cierto que Paty se reveló enseguida como una educadora nata en los
cursos que desde aquellos días comenzó a impartir a jóvenes alumnos
que se interesaban por el titeriterismo, así como maestros con esa misma
tendencia. Nos impresionaba ver su desenvolvimiento y manejo escénico
de sus simpáticos muñecos.
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