Page 43 - El magisterio y la vida en verso y prosa
P. 43

Nuestros borrachitos




               Por no cooperar para las caguamas fue herido gravemente con arma
            blanca...


            Hoy en día la nota roja de los periódicos nos trae constantemente noticias
            como ésta.


            Adoradores de Baco han existido a lo largo de la historia de la humanidad
            y en toda sociedad se puede cuantificar estadísticamente un porcentaje de
            sus miembros que padecen el triste vicio de la embriaguez.

            Sin  embargo,  yo  sostengo  la  teoría  de  que  momentos  sociohistóricos,
            con  diversos  grados  de  cultura  general  a  nivel  pueblo,  son  también
            condicionantes del tipo de alcohólico que se forja en una sociedad dada.


            Entre los  años  cuarenta y  cincuenta del pasado  siglo veinte,  me atrevo
            a  asegurar  que  cada  colonia  o  barrio  de  la  ciudad  de  Mérida  tenía  su
            borrachito de planta.

            El de nosotros era el chiquito Manís de la colonia San Marcial, slogan
            con el que se autopublicitaba Mauricio Uribe, nombre verdadero de aquel
            hombre que, en sus mocedades no muy lejanas, puesto que parecía frisar
            los cuarenta y tantos años, había sido boxeador amateur de las funciones
            boxísticas del siempre añorado Circo Teatro Yucateco, pero su inclinación
            a la bebida fue posiblemente lo que le impidió consolidar su incipiente
            carrera en el arte de fistiana.

            A la sazón, su rutina diaria era bien conocida por todos los vecinos. A eso
            de las ocho de la mañana y a veces antes, se encontraba ya tocando a la
            puerta de alguna casa del rumbo para solicitar chamba, como él decía.











                                                                                 41
   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47   48