Page 44 - La educación, en la era del teléfono celular
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el teléfono celular se ha convertido en un elemento que pese a su
            portabilidad y movilidad, incorpora gran parte de nuestro bagaje
            social (datos, registros, archivos, contactos, mensajes, canciones,
            videos, fotografías, audios, libros digitales) ello en un solo objeto, al
            alcance de la mano, basta con sacarlo del bolsillo.

            El vínculo teléfono celular-hombre (usuario) se ha caracterizado por
            ser un objeto físico de estrechas relaciones con nuestra vida personal,
            social, laboral, educativa; es nuestro soporte físico de realidades
            personales, al grado de convertirse en un elemento propiamente
            individual; los datos, archivos y demás elementos que contiene
            son eminentemente individuales y personales; nuestros registros,
            propiamente el término “registro” es el adecuado e indicado para
            referirnos a todo aquel acto humano materializable, y que da muestra
            de nuestro tránsito  y paso por esta vida, también conocido por
            los arqueólogos como cultura material, vestigios arquitectónicos,
            artísticos  son de  los  más sobresalientes  o  pedagógicos,  en los
            procesos de ensayo-error y la forma de aprender en los contextos
            formal e informal.

            Los registros que se encuentran en nuestros teléfonos dan muestra
            de quiénes somos, pues se trata de registros virtuales, como fotos,
            contactos, canciones musicales, videos, archivos, apps, documentos,
            mensajes, correos electrónicos, llamadas realizadas y recibidas;
            producto todo ello, de la capacidad humana de almacenar datos
            personales; adquirir y poseer un teléfono celular implica tener un
            objeto propio, no de nadie más; peculiar y significativamente sucede
            que al utilizar el teléfono de otro, aunque sólo sea para responder
            una llamada y el propietario por infinidad de circunstancias no
            pueda atender la llamada, está en juego la familiaridad, la confianza,
            la propia intimidad, todo ello hace del objeto mismo innegablemente
            la facultad de posesión individual y personal.


            Cabe hacer mención que del mismo modo que los tiempos cambian,
            también los objetos cambian, inclusive nosotros con ellos, resultado




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