Page 14 - Los objetos del poder

a tomar mayor libertad, pero a pesar de ser traviesos nunca caen en
libertinaje, están bien educados y siempre respetan a los demás. Los padres
de Fínix, Marco, Ánni y Barto se conocen entre sí, pero no son amigos que
se frecuentan constantemente, sino que lo hacen de forma esporádica, y
aunque no son vecinos conjuntos, sus viviendas no se encuentran lejos unas
de otras.

Los cuatro jóvenes que compartían edad, frecuentaban su sitio favorito de
reuniones, era muy común para ellos, un gran prado donde siendo niños
jugaron hasta el cansancio, y ahora al llegar a sus 20 años, acostumbran
ir para conversar y consumir alcohol de vez en cuando; no siempre solían
acudir a las cantinas de la aldea, porque Ánni los acompañaba casi
siempre, y en esos lugares no la veían como una consumidora más, sino
como una mesera, una persona vulgar a la que podían irrespetar el resto
de los clientes de esos lugares; lo que constantemente terminaba en peleas,
porque Marco, Fínix y Barto siempre defendían a su amiga Ánni.

La última vez que habían estado en una cantina, se divertían, tomaban
licor y cerveza, cuando tres tipos de mayor edad que ellos, se acercaron a
la mesa, dijeron a Ánni que era una linda belleza y que se fuera con ellos,
al negarse, uno de los tipos la jaló del brazo, lo que inició en un instante la
pelea, Marco se levantó rápidamente, tomó su silla y golpeó a ese borracho
con ella, Fínix y Barto de inmediato tuvieron participación, uno a uno con
los otros dos molestos consumidores, aunque los tres tipos que llegaron a
importunar a Ánni y sus amigos, rondaban los 35 años, fueron vencidos
por los jóvenes; en esa ocasión la experiencia no pudo con la juventud, y
aunque todos salieron con golpes, los peores librados fueron los tres clientes
que iniciaron la agresión. Ánni a pesar de ser una chica, también participó
pegando en la cabeza a uno de los molestos ebrios con la botella de una
cerveza. Ella estaba tan furiosa que no midió sus actos, quería respeto al
igual que cualquier cliente.

Como era una constante que pasaran cosas similares, mejor se alejaban de
las cantinas y lugares equivalentes, iban a ese lugar en el que podían estar
en paz, sin que nadie los molestara.

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