Page 80 - Afuera en lo profundo

pagaron por adelantado. La novia te pregunta si, además, les pasarás
el álbum editado para que lo suba cuanto antes a la red.

—Sure. Just fifteen pics more, –respondes mientras te limpias el
sudor de la frente con el dorso de la mano.

—Suficiente, –dice Oleg con marcado acento ruso. Se quita el
saco y se lo echa al hombro; luego, se desabotona la camisa y
se va. Sin duda, has alcanzado a tomarle más de tres ráfagas de
fotos.

Gala llora y tú consideras que debes irte, que no tendrías porqué
presenciar su transparente intimidad. Pero ves que suelta el velo
de novia. Su vuelo libre te recuerda las nubes de tu imaginario
viaje en el Gringo. Les tomas fotos. Tomas y tomas fotos de aquel
velo en vuelo que desde arriba mira el viaje que no aceptaste. Más
fotos, hasta que el aliento de Gala en la lente se interpone, en el
vaho dibuja una carita feliz con el dedo y luego aparta la cámara de
tu vista, la deja colgar de tu cuello. La novia, se busca en tus ojos.
Reconoces esa imagen del anhelo que suplica por una gotita de alma;
te sientes muy adentro, invasivo, y agachas la mirada. En la arena,
ves la sombra de los dos, imagen de un negativo. Bajo el cielo azul, te
dejas llevar, como si la desearas. Respondes muy bien porque sabes
de esa nostalgia, tanto que cuando encuentras la oportunidad de
deshacerla, la rechazas para que no se te olvide lo que es andar en
la vida sin alma.

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