Page 77 - Afuera en lo profundo
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La intersección de los desencuentros
En la gotita del tiempo siguiente nada pasaba, si ella
continuaba esperando lo que iba a pasar.
Clarice Lispector, Cerca del corazón salvaje
Anoche te rehusaste a estar conmigo, como si las ocasiones
sobraran, ya verás si madrugar, con tu cámara colgada del cuello,
valió la pena. Te crees talentoso, un vivo sueño de los dioses, que
para cumplir con su destino ha de negarse los amores de ocasión y
los que son para toda la vida. Pero cualquier fotógrafo sabe que la
luz del alba favorece la toma de imágenes. Aun así, esta playa, donde
sólo se escuchan graznidos y el oleaje del mar, te hace sentir parido
por las musas, que morirías si no fotografiaras. Atento a la regla
de los tercios, encuadras el paisaje: el agua y las nubes son espejos
anaranjados que proyectan un infinito horizonte encendido.
Nunca has experimentado el infinito; tampoco has alcanzado el
horizonte, pero tu deseo lo ha memorizado y sabes que se ve, que
se vería así, anaranjado. En la intersección izquierda, un muelle
oxidado; en la derecha, seis torres de hotel y justo en el cuadro
central aparecen Gala y Oleg, son los rusos que te contrataron, son
igual de jóvenes que tú. Están en Playa del Carmen por su luna de
miel y para una sesión fotográfica, han visto tu trabajo en Instagram
y Facebook, les gusta. Si en sus previos mensajes anexaron tres
cuartillas cada uno, él, acerca de lo que piensa de ella, y ella, sobre
lo que siente por él, fue para facilitar, según anotaron, que tu lente
capture con mayor facilidad la esencia de su amor.
Avanzan hacia ti, el velo de novia navega en el viento. Tú suspiras y
recuerdas al Gringo, el velero donde te negaste a pasar la noche de
anoche. Pero mira, la cola del vestido se confunde con la espuma de
las olas que se rompen en la orilla, es motivo suficiente para estar
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