Page 13 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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Las gañas del perro
Esa noche del jueves 28 de octubre de 1954 la calma de San Luis
Morelia, un pequeño pueblo localizado en Oaxaca, fue interrumpida
por los ladridos de los perros del pueblo que parecían haberse
percatado de algo que los puso en alerta. Los aullidos de los animales
denotaban miedo y ansiedad; algo muy malo estaba sucediendo en
ese preciso momento en el pueblo.
San Luis Morelia se encuentra ubicado en la sierra mixteca al sur de
México. La mayoría de las casas están hechas de carrizo. En una de
esas diminutas chozas, y sólo iluminada por una vela, Teresa, con
el rostro empapado por el sudor, daba su último aliento. El llanto
de una niña recién nacida hacía que los perros, cuyos ladridos no
habían cesado por varias horas, por fin callaran.
Fidel Manzano tomaba la mano de su amada esposa mientras ésta
dejaba este mundo sin haber conocido a Celia, la hija que tanto ella,
como Fidel, habían deseado desde el día que se casaron, casi tres
años atrás. Fidel, con el alma destrozada cerraba los ojos de Teresa
que, aunque abiertos, ya se habían apagado. La mirada de Fidel
se posó en la pequeña Celia que aún inquieta, descansaba en los
brazos de la partera. Muchas preguntas cruzaban por su mente de
manera tan rápida que era imposible encontrarle respuesta a todas.
Su mirada denotaba tristeza y preocupación, ante él se presentaba
un panorama muy sombrío, lleno de dudas y carente de esperanza.
Fidel, sintiendo cómo una parte de su propia vida se iba con la de su
esposa, comenzó a sollozar.
Esa noche, nadie se percató que en el cielo sombras oscuras
atravesaban la silueta de la luna en el mismo momento que Teresa
dejaba este mundo.
Sólo una anciana vestida de negro era la única testigo de ese hecho
tenebroso. Desde su choza, que se encontraba fuera del pueblo,
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