Page 17 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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y que nunca lo había apoyado en sus momentos más difíciles, ya
no estaba. Cierto sentimiento de alivio, que hacía mucho tiempo
no sentía, crecía en su alma. El día que enterraron a su padre, al
quedarse solo en su humilde choza, Fidel se sentó en su rústico
banco de madera y miró a su alrededor, una enorme sensación de
soledad lo invadió.
El joven Manzano nunca fue muy creyente, de hecho, sólo había ido
a misa dos veces en su vida, una de ellas para asistir a la misa de su
fallecido padre.
Para Fidel, la vida que le había tocado vivir era una clara muestra de
que Dios no existía, y si así fuera, éste no se merecía ningún tipo de
veneración.
La mayoría de los habitantes del pueblo acuden a misa todos los
domingos, y sobre todo en fechas especiales como Semana Santa.
La única iglesia del pueblo se abarrota el día del santo patrón de San
Luis Morelia que es el 21 de junio. Ese día se realizan celebraciones
religiosas todo el día. Por la tarde los habitantes del pueblo tienen
una gran comida donde todos los habitantes cooperan con uno o
más platillos.
Los días dedicados a los difuntos ponían de malas a Fiel, quien veía
cómo la gente iba y venía llevando flores y frutos que se compraban
en camiones que venían de la ciudad de Oaxaca. Fidel consideraba
todo esto como algo bastante absurdo y superfluo. Fidel pensaba
que ese dinero era mal gastado y que una mejor opción sería usarlo
en alimento y vestido.
Durante estas fechas, Fidel prefería quedarse en casa y evitar
enfrentamientos con los creyentes de la celebración dedicada a los
muertos. Fidel no soportaba la idea de que las personas, a pesar de
su precaria económica, gastaran lo poco que tenían en altares para
gente que ya había dejado de existir.
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