Page 18 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
P. 18
Tres años pasaron. Una calurosa tarde de verano Fidel conoció a
una linda mujer de apenas 22 años que solía ir a comprar guajolotes
a su casa. Nunca se ponían de acuerdo en el precio del mismo, y
sus discusiones se alargaban por horas. Su nombre era Teresa y
pertenecía a una de las familias más pobres del pueblo.
Para Fidel, Teresa era una chica más del pueblo, no podía negar que
era muy bonita, pero no quería crear falsas expectativas con ella; su
corazón ya había sido roto varias veces.
Fidel, como cualquier joven del pueblo, se había enamorado en su
juventud. Su timidez se había convertido en un obstáculo, pero
también en un atractivo para las chicas del pueblo.
Cuando Fidel tenía 15 años conoció a una joven llamada Blanca.
Blanca era una linda chica de enormes ojos color café oscuro cuyo
cabello era tan largo que le llegaba debajo de la cintura.
Fidel y Blanca se conocieron en el panteón cuando ambos eran
apenas unos niños. La madre de Blanca, al igual que la madre de
Fidel, había fallecido cuando ella tenía tan sólo ocho años de edad.
Los dos jóvenes intercambiaban miradas frecuentemente, pero no
se atrevían a intercambiar palabras, así pasaron los años. Los dos
niños pronto se convirtieron en adolescentes.
Blanca dio el primer paso y se acercó a Fidel. Simplemente tomó a
Fidel de la mano y pasearon por más de una hora a la orilla del río,
sin intercambiar una sola palabra.
Así se dio la relación de Blanca y Fidel, sin palabras. Su relación
duró menos de dos semanas.
Una tarde de otoño, los jóvenes enamorados se encontraban
sentados sobre un viejo tronco cerca del río, mirándose uno al otro
sin intercambiar palabras, cuando de repente Blanca sintió como
16

