Page 76 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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a todos los eventos que habían sacudido su mundo esa noche tan
atípica.
Los minutos pasaron y los vasos vacíos se fueron acumulando.
Una mujer de enormes ojos grises se sentó al otro lado de la barra. Su
cabello rubio corto cubría sólo una parte de su rostro, lo cual era la
excusa perfecta para con movimientos sutiles de su mano revelara el
resto de su bello rostro.
—Mary, un orgasmo, por favor —pidió la mujer a la joven detrás
de la barra.
Con una sonrisa pícara la bartender comenzó a preparar la bebida
de la mujer que por su vestir parecía ser algún tipo de ejecutiva de
algún corporativo cercano.
—Listo, un orgasmo para usted, señorita Vázquez —decía la
bartender mientras colocaba la bebida frente a la elegante
mujer.
La mujer tomó su bebida y al ir acercándola a sus labios, ésta cerró
los ojos para después del primer sorbo emitir un profundo suspiro.
Todo era observado por la otra persona sentada en la barra, él.
Ella, al darse cuenta de que era observada por el joven de traje azul
y corbata morada se sintió apenada y lo único que se le ocurrió fue
brindar una coqueta sonrisa con el desconocido que se encontraba
sentado al otro lado de la barra.
—Tu bebida debe ser maravillosa para hacerte sentir de esa
manera, —él pensó.
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