Page 71 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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El meteorito de la Ciudad de México




               Él miró de nuevo la hora en su celular, ya había pasado más de una
            hora. La noche había caído sobre la ciudad, el alumbrado público
            comenzaba a iluminar las calles de la gran capital. El lugar que había
            escogido para esperarla era la esquina de las dos principales avenidas
            de la gran metrópoli. Él con un elegante traje azul y corbata color
            morado esperaba con ansia a la mujer con la que soñaba pasar el
            resto de su vida. Ella jamás había llegado tarde a ninguna cita. Hoy
            se cumplía un año desde que habían comenzado a salir. Un amigo
            mutuo llamado Andrés los había presentado en la boda de una de sus
            hermanas, ni a ella ni a él les atraía mucho eso del baile, así que al ser
            los dos únicos invitados que no se acercaron a la pista terminaron
            sentados uno al lado del otro platicando de todo y a la vez de nada.
            Salieron un par de veces después de esa fiesta y no se volvieron a
            ver por casi un año. Al celebrar el cumpleaños de su amigo Andrés,
            en un bar del centro de la ciudad, se volvieron a encontrar; esta
            vez las cosas fueron muy diferentes, ambos descubrieron que tenían
            más en común de lo que pensaban y comenzaron a salir con más
            frecuencia. La relación comenzó a ser más seria hasta el punto de
            considerar vivir juntos.


            El ramo de rosas que él había comprado esa noche y la cena que
            tendrían en un muy exclusivo restaurante sería el escenario perfecto
            para pedirle que fuera su esposa. El anillo que se encontraba en su
            bolsillo sería el clímax para la noche más maravillosa de sus vidas.
            La marquesina electrónica que se encontraba justo al otro lado de
            la calle le anunciaba las principales noticias del día que terminaba.
            Una lluvia de meteoritos se anunciaba esa noche y sería vista desde
            varios puntos de la ciudad. Él volteaba hacia ambas direcciones
            esperanzado con verla aparecer con una enorme sonrisa y alguna
            loca excusa por su retraso.






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