Page 69 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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Fanny cerró sus ojos con todas sus fuerzas, y al abrirlos, Carlota, la
            muñeca, parecía sonreírle.


            Rápidamente, Fanny se levantó, tomo la muñeca y salió por la puerta
            trasera de la casa y lanzó a Carlota al bote de basura. Ya de regreso
            en su recámara, Fanny volvía a cerrar su caja de tesoros con las ligas
            de colores para colocarla debajo de su cama.


            A la mañana siguiente, lista para levantarse, Fanny notó que un
            pequeño bulto se dibujaba debajo de su edredón de princesas, al
            levantarlo, vio con horror que Carlota estaba ahí, mirándola con
            esa sonrisa burlona. Llena de horror y coraje la pequeña corrió a
            la cocina, directamente al horno de microondas, tomó el pequeño
            banco que usaba para alcanzar la despensa y colocó la muñeca dentro
            de éste. Había visto cómo sus padres preparaban las palomitas de
            maíz en este tipo de hornos y quería que la muñeca explotara de la
            misma manera. Fanny marcó la función para hornear las palomitas.
            El platón del microondas comenzó a girar y el cabello de la muñeca
            comenzó a chamuscarse. Pasados unos minutos una gran explosión
            lanzó a Fanny a varios metros del horno.


            Ya en el hospital, Lalo y Marisol miraban con ternura a Fanny
            mientras abría los ojos después de dos días sin ninguna reacción
            aparente.


                —¿Cómo te sientes, amor?, —preguntó Marisol.


                —¿Recuerdas algo?, —agregó Lalo.


                —Nada, —respondió Fanny.


                —Nos diste un gran susto —dijo Marisol.


                —Perdón —contestó Fanny.




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