Page 65 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
P. 65

—Está bien, ya guarda a tus amigos y prepárate para el baño, no
                  quiero que te desveles.

            La madre de Fanny salió de la habitación cerrando la puerta detrás
            de ella. Al voltear a ver a la muñeca, Fanny se encontró de nuevo
            con la niña vestida igual que Carlota.


                —Ella no pudo verte —comentó Fanny con sorpresa.

                —No, sólo tú puedes verme —le respondió Carlota.


                —Quiero que te vayas.


                —No quiero irme, me gusta tu familia.

            Fanny se levantó de la pequeña silla y salió de la habitación. Cerró
            con fuerza la puerta e inmediatamente la volvió a abrir. Carlota, la
            muñeca, estaba sentada en el mismo lugar donde en la visión se le
            había aparecido. Fanny muy enojada sacó la vieja caja de zapatos, tomó
            a Carlota, la metió en la caja, después colocó todas las ligas en su lugar
            y se dirigió a tomar su ducha.


            A la mañana siguiente, mientras Fanny se encontraba en la escuela,
            su madre hacia la limpieza de la casa. Cuando tocó el turno a la
            recámara de Fanny, Marisol metió la escoba para barrer debajo de
            la cama y ésta se topó con la vieja caja de zapatos llena de ligas de
            colores. Marisol siempre había sabido de la existencia de dicha caja,
            pero nunca le comentó a Fanny esperando que ella misma le dijera
            de todos los tesoros que ahí guardaba. La curiosidad se apoderó de
            Marisol y comenzó a quitar una por una las ligas de la caja. La joven
            madre quería saber sobre los nuevos tesoros que su hija habría anexado
            últimamente. Una enorme cara de desilusión se reflejó en el rostro de
            Marisol. El contenido estaba exactamente igual que la última vez que la
            revisó; la bolsita de conchitas, la carta para su padre y algunas monedas
            y billetes. Cuidadosamente volvió a colocar cada liga en su lugar y la
            dejó en su lugar debajo de la cama. ¿Dónde habrá dejado la muñeca?,
            se preguntó Marisol.



                                                                                 63
   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69   70