Page 56 - Preludio los días de mi juventud
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El maestro de música seleccionó las mejores voces, le ordenaron
integrar el orfeón de la escuela; cuando llegó mi turno, el maestro
Jesús Roaro –así se llamaba– hizo sonar su afinador musical y
produjo el sonido de la nota la (A), ese mismo sonido tenía que
ser reproducido por nuestras cuerdas vocales y así conocer el oído
musical que cada uno tenía, de esa manera el maestro ubicaba la voz
en la tonalidad correspondiente, después de escuchar el sonido que
produjeron mis cuerdas vocales, el maestro dijo “voz de tenor, lo
espero en los ensayos”. Así lo hice y pasé a formar parte de ese grupo
músico-vocal, llamado orfeón. El orfeón cantaba a tres voces, cuando
logró un buen repertorio, empezaron las presentaciones, tanto en
los programas de la escuela, como en varias ciudades cercanas,
llegamos a la radiodifusora XEY de Celaya y otras ciudades fuera
de Guanajuato. Al darme cuenta de los dones que poseía, invité a un
compañero que tocaba la guitarra igual que yo, formamos un dueto
pero no funcionó; motivado por la disciplina y las canciones que
entonábamos en el orfeón, invité a otro compañero y empezamos a
ensayar; en eso estábamos cuando nos escuchó otro estudiante que
había llegado a primero de secundaria, seguimos los ensayos y así
surgió el trío Los Relámpagos, poco a poco se fue incrementando el
repertorio con boleros que oíamos por la radio de los mejores tríos
de esa época, llamada la época de oro del bolero, ejecutados por
brillantes guitarristas mexicanos.
Para darnos a conocer como trío, llevábamos serenatas al pie de la
ventana de las hijas de los empleados que vivían en el interior de
la escuela, los viernes o sábados por la noche; también cantábamos
las mañanitas a los maestros en su cumpleaños, a las señoras de la
lavandería, de la cocina y en los programas de los viernes sociales que
se hacían en la escuela; fue creciendo la fama del trío Los Relámpagos,
a tal grado que dos compañeros pidieron unirse, uno tocaba el
tololoche o contrabajo, y el otro la trompeta con sordina, el trío se
oía bonito en las fiestas de clausura de las escuelas primarias, donde
nuestros compañeros del nivel profesional realizaban sus prácticas
profesionales y hasta allí iba el trío Los Relámpagos y tocar frente
al público asistente en la fiesta de clausura de sus hijos y ahijados;
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