Page 13 - De este mundo... y del otro
P. 13
Un niño afortunado
Sucedió en una hacienda, de construcción colonial, de la cual sus
moradores salieron huyendo en la época de la Revolución, y que, al
quedarse deshabitada, las personas que servían en ella, poco a poco fueron
tomando posesión de sus habitaciones y de todos sus espacios, hasta que
finalmente, cada familia delimitó su “pertenencia” y empezaron a vivir con
todas las libertades.
La hacienda es muy bonita, de frente tiene como 200 metros en los
que, a la mitad, destaca la entrada principal y a cada uno de sus lados,
muchos ventanales con su característico balcón, como a cada 10 metros,
una puerta; también en su estructura se puede ver una pequeña capilla,
pasando la entrada de la hacienda, se observan pasillos que comunican a
diferentes habitaciones, al centro un bello jardín y en la parte posterior, las
caballerizas y espacio para los animales.
Pues bien, este bello escenario fue habitado justamente por estos pobladores,
y sucedió que, dentro de estas personas se encontraba una familia compuesta
por una madre, dos hijas y un alegre pequeño de alrededor de seis años, de
nombre Andrés. Ellos también habían tomado posesión de una parte de la
hacienda que se encontraba en la parte de enfrente del edificio principal,
pero a ellos les aquejaba un gran problema, acababan de sufrir la ausencia
del padre de familia, por ello su situación empezó a ser muy difícil, tanto
que la madre decidió ir a buscar trabajo a la capital del país.
Para ello, tomó a sus hijas mayores, quienes podrían apoyarle a desempeñar
labores domésticas y dejó encargado a Andresito con unos familiares,
prometiendo que en cuanto se estableciera y tuviera estabilidad económica
regresaría por él.
Fue muy dolorosa la separación, pero confiaba que Andresito estaría mejor
con sus tíos, que en este pequeño lugar tendría menos padecimientos,
pero…, ¡qué alejada estaba de su intención! Y así, despidiéndose
amorosamente, partieron.
11