Page 54 - El desarrollo de habilidades socioemocionales desde la práctica docente en preescolar
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una responsabilidad que pocos hemos dimensionado. Nuestro reto será
prepararnos, reinventarnos y buscar nuestro crecimiento personal para
que estas ideas trasmitidas deriven en un progreso social, que permita la
conformación de sociedades justas, igualitarias donde el respeto prevalezca
buscando el bien común y la felicidad como un estado anímico permanente.
Resulta relevante comprender que la educación plantea una infinidad de
retos, y el docente debe buscar nuevas formas de enseñar con clases atrayentes
y dinámicas, que se vuelvan espacios de oportunidad encaminados también
para el desarrollo social de la comunidad en donde se desempeña, siendo
un ejemplo de inspiración. Las habilidades socioemocionales deberán
promoverse de igual manera en la educación básica para formar en los
alumnos una conciencia de humanidad y fomentar el despliegue de su
potencial. Necesitamos docentes propositivos que realicen su vocación con
amor y pasión, comprometidos a ser mejores personas, con capacitación
continua que los haga ser cada vez más competentes y sean personas
receptivas a aprender y enseñar.
La transformación de la enseñanza recae en todos los agentes y elementos
de la comunidad escolar. La forma en que el docente se organiza y
desarrolla su ejercicio educativo influye de manera favorable o desfavorable
en la formación de los alumnos. Las habilidades socioemocionales
son necesarias, animan a enfrentar los desafíos mediante un quehacer
pedagógico más contundente, enseñan a transformar la vida, potencian un
desarrollo recíproco docente y alumno, despliega oportunidades situadas
que generan aprendizajes profundos y participativos. Además, contribuyen
a la creación de redes de apoyo para que los alumnos reciban un trato
equitativo, proporcional, incluyente, digno y respetuoso.
Nuestro mayor reto será mantener de manera genuina el amor hacía
nuestra profesión, ejercer con profesionalismo y reaprendizaje de la
inacabada metodología de la enseñanza, gozar plenamente y sentirnos
satisfechos de nuestra entrega a nuestros alumnos que nos permiten entrar
en su vida en su pasar por las aulas. Por último, debemos de hacer una
introspección constante reflexionando nuestros aciertos y aprender de los
errores, el magisterio está vivo y presente en la vida de todo ser humano,
preguntémonos: ¿Soy el maestro que deseaba tener cuando era alumno?
¿Contribuyo al desarrollo pleno de mis alumnos? ¿Estoy dejando una
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