Page 193 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Sí, ¿pero cómo?




               Cuando  leo  últimamente  en  los  periódicos  y  revistas  populares  o
            especializados, incluso he escuchado en pláticas, con los amigos, que para
            evitar la depresión (algunos hasta ya familiarmente le llaman la depre) se
            recomienda que procuremos algunos ratos durante el día dejar la mente
            en blanco.


            Desde luego esto no es lo mismo que sentarte en un sillón replegable y
            poner los pies en alto para desinflamar los tobillos, o cerrar los párpados
            después de un rato muy largo de estar frente a la pantalla de la computadora
            o de la televisión...


            ¿Entonces, cómo se hace? ¿Cómo se le deja a la mente en blanco y se
            desconecta uno con el mundo?


            Una vez intenté hacerlo... ¡Chihuahua! ¡Por poco me vuelvo loca de atar!
            Por eso ¡Niguas y nones! ¡Jamás lo volveré a hacer! A lo único que me llevó
            el mentado ejercicio fue a dos situaciones: a pensar lo que debe ser el estar
            muerto, pirado, calaca. Me vi encerrada en un ataúd muy incómodo de esos
            que tienen su cristal para que cualquiera que lo desee se acerque a echarte
            la última mirada. Algunos porque te quieren y otros para convencerse de
            que ¡Al fin!, te fuiste y ya pueden solicitar tu plaza vacante. Mientras tanto
            uno pensando si los de la funeraria no te pusieron demasiado maquillaje o
            se les olvidó ponerte tus lentes y en ese caso especial ¿Cómo voy a leer mi
            sentencia...? ¿O será que uno pueda apelar...? Como autómata me levanté
            ese día a buscar en mi clóset las mejores garritas que tengo, los zapatos ¡En
            fin...!


            Afortunadamente me sacó del nirvana mortuorio el estruendoso pregón
            de mi marchante que llega los domingos de Muña y a todo pulmón grita
            ¡Marchanteee!  ¡Ahí  traje  su  atole  nuevo  y  los  hishuajes  salados  que  le





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