Page 91 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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El niño que sí sabía lo que era la patria
Hace mucho tiempo, en uno de tantos libros que afortunadamente
poseo, leí un relato muy conmovedor titulado “El niño que no sabía lo
que era la patria” y se refiere precisamente a un adulto, que declara que
durante su niñez, nunca pudo definir lo que era la patria. Ese concepto no
logró interiorizarlo, no obstante que sus compañeritos exclamaban al ser
interrogados por su maestra o maestro al respecto: patria es el lugar donde
nacimos; patria es la tierra que nos cobija a todos, Etc.
Cuando a su vez él era interrogado, confiesa en su relato que no encontraba
las palabras para definir ese sentimiento, que, según sus maestros, debía
existir en todo ciudadano.
No fue hasta que la vida lo llevó a radicar a otro país que, al presenciar
una parada cívica y ver desfilar a unos soldados, que no eran los soldados
de su patria, al ver ondear en sus manos una bandera, que no era la suya,
y al escuchar las notas de un himno nacional que no le decía nada a sus
sentidos, que descubrió, con lágrimas en los ojos, cuál era el significado de
esa hermosa palabra, patria.
Pero el niño del que quiero hablarles es la antítesis del primero. Él, ahora un
adulto, dice que desde niño se sintió orgulloso de haber nacido en un país
como el nuestro, que después de un movimiento revolucionario en el que
logró librarse de un tirano, que por más de 30 años gobernó únicamente
para una clase privilegiada de mexicanos, le apostó de inmediato a la
educación de sus ciudadanos.
Este joven adulto sostiene enfáticamente que, gracias a las escuelas de
gobierno emanadas de la revolución social, él pudo estudiar sin problemas
toda su educación básica; preescolar, primaria y secundaria; la media
superior y la superior, hasta concluir una carrera; de otro modo, jamás su
familia hubiera podido costearle una enseñanza privada de ningún nivel,
por ser de clase media baja y de padres divorciados, con las consecuencias
que esto conlleva.
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