Page 47 - El Sembrador de esperazas
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El valor de tu sonrisa
(No porque sonría todo está perfecto)
En realidad lo admiraba, envidiaba y hasta lo veía como alguien
hipócrita, su sonrisa lo hacía ver como una persona feliz y sumamente
exitosa.
En nuestro mundo, no era muy común encontrar personas felices,
y él lo era. Su sonrisa era una bendición para muchos, mas para
algunos como su servidor, en realidad molestaba.
¿Cómo puede haber una persona feliz en este mundo?, –me decía
y me dije muchas veces–. Se lo hice saber llegado el momento, por
supuesto con un dejo de amargura.
¿Cómo puedes ser feliz?, ¿acaso no te pasan cosas malas?, —le dije
a bocajarro con el afán de hacerlo sentir culpable. Mi amargura no
me dejaba ver su bondad, ni mucho menos agradecer a la vida, por
poner en mi camino a gente de buen corazón.
No me contestó nada y eso me hizo enojar sobremanera. Le comenté
a mi abuela lo que sucedía y hasta despotriqué de ese amigo.
Te compadezco ¿Cómo puedes odiar a quien te sonríe y te trata
bien?
Te creí más inteligente y más sabio, creo que me he equivocado
contigo, ¿cómo puedes quejarte porque alguien sea feliz?, en vez de
criticarle deberías aprender de él —me regañó mi abuela con justa
razón.
Aunque en ese momento no lo entendí, salí de prisa, como sale un
regañado.
Mi abuela me alcanzó y haciendo que le mirara a los ojos me dijo:
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