Page 49 - El Sembrador de esperazas
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Buscador de tesoros
(Todo maestro lo es)
—¿Es usted buscador de tesoros, verdad?
—Sí claro, respondí, sin pensar en las consecuencias.
De pronto me vi siguiendo a ese hombre, por ese cerro de las
huahuas, esa montaña donde todos decían que existía una parte
del tesoro de Moctezuma. Subimos por la cuesta del águila con una
agradable charla sobre tesoros escondidos y otras tantas leyendas;
me contó cómo se convirtió en buscador de tesoros y cuál era su
emoción, aunque se sinceró de haber encontrado únicamente
algunas moneditas y pedazos de reliquias.
—¿Por qué continúa con la búsqueda si no ha encontrado nada
valioso?, dije, tomando la precaución de no incomodarlo. Por
lo visto, ya lleva muchos años en esto, lo bueno es que no se ha
amargado ni desilusionado, –completé con una buena sonrisa,
para invitarlo a contestarme.
—Es mi pasión, ya le conté mi historia, cuéntenme la suya,
invitándome a hablarle de mi vida.
Y le conté mi verdad, le dije que era un buscador de tesoros en las
personas. Buscaba algo más valioso que el oro y la plata.
Buscaba talentos y capacidades escondidas.
Era un despertador de alegrías y esperanzas.
¡Era un sembrador de fe en uno mismo!
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