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Los tres escalones de la educación

Las y los docentes nos preocupamos por el
proceso de aprendizaje, ¿qué hay del resto?
Christian Santos Lozano

A lo largo de la historia de la educación, maestras y maestros han
tenido diversas preocupaciones, quizá la más recurrente es que el
estudiante aprenda, desde la perspectiva conductista de la tabula
rasa, pasando por el enfoque de competencias, hasta la noción
constructivista del conocimiento. Sin embargo, existen otras
alternativas que comienzan a explorarse, y que ya se consideran
en algunos sistemas educativos de otros países, tal es el caso de las
emociones.

México es el primer país en Latinoamérica que incluye dentro
del currículum formal el trabajo emocional, dicho aspecto sucede
en 2016 con el denominado Nuevo Modelo Educativo, que trajo
consigo la incorporación de las habilidades socioemocionales en la
educación básica en todo el país, aspecto que sigue vigente con la
denominada Nueva Escuela Mexicana. La incorporación del trabajo
emocional en las aulas propició una silenciosa revolución, pues en
su mayoría las maestras y maestros no estaban preparados para
hablar de algo poco conocido, pues como refiere Santos (2014) “una
parte de los docentes formadores de docentes, fueron educados con
modelos tradicionales, razón por la que sus formas de enseñanza,
continúan siendo tradicionalistas y representan el modelo a seguir
de los maestros en formación” (p. 4).

En el caso de las escuelas normales, es en 2018 cuando se incluyen
en el currículo aspectos de índole emocional neurocientíficos,
brindando una actualización que por muchos años fue deseable, y
que es articular el trabajo que se realiza en las escuelas formadoras
con el que sucede en educación básica en el aspecto emocional. Para
dicho fin se incorporaron cursos como educación socioemocional

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