Page 98 - Docentes que transforman vidas que forman...
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¡Apúrate a llegar!

            ¿Por qué llegaste tarde? Exclamó el profesor con voz molesta, es
            la tercera vez en la semana que sucede lo mismo. ¡Te quedarás sin
            recreo!


            Roberto lucía desalineado, cursaba el quinto año de educación
            primaria y había aprendido la importancia de llegar a tiempo a base
            de regaños, insultos y menosprecios de su profesor y de sus propios
            compañeros. Comprendía la importancia de la puntualidad, ya que
            su profe les había comentado: “en Japón llegar tarde se considera
            una enorme falta de respeto”, si llegas 5 minutos después con un
            grupo de 20 personas, llegaste con 100  minutos de retraso. Sin
            embargo, hacía todo lo posible por lograrlo, aunque no siempre
            era así.


            Esa tarde al salir de la escuela el profesor Juan tenía grabada la imagen
            de Roberto, que una y otra vez llegaba tarde, su rostro asustado al
            escuchar sus reclamos y la nobleza de asentir “no volverá a pasar
            maestro”. El suceso había marcado su día y por la noche no pudo
            dormir pensando en el pequeño que se esforzaba en la escuela, pero
            en su mirada percibía cierta tristeza, un aire de miedo e inquietud,
            normalmente no comía, si acaso uno que otro dulce que traía en
            su mochila o algo que algún compañero le compartía. Algunos
            profesores en ocasiones le invitaban a comer cuando reunidos se
            encontraban dispuestos a degustar sus alimentos.


            Cierto día como arte de magia al profesor Juan se le hizo tarde,
            normalmente no ocurría porque el profesor era un amante de la
            puntualidad, sin embargo, ese no era uno de esos días e iba tarde
            a la clase. Al aproximarse a la escuela miró la figura de Roberto
            que esperaba afuera de su casa con su mochila y sin camisa, a lo
            lejos su hermano corría rápidamente a encontrase con él. El tiempo
            transcurrió lento mientras el profesor miraba la escena. Roberto
            gritaba ¡Apúrate a llegar! Al momento del encuentro, el hermano de
            Roberto se quitó la camisa blanca, se la dio a su hermano el cual con
            gran agilidad la tomó, se la puso y emprendió la carrera a la escuela



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