Page 52 - Los objetos del poder
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olvido con azotes o autoflagelaciones. Su lema, “todo debe hacerse bien
hecho desde el principio, para no pagar las consecuencias después”.
Pasaron dos semanas y los mensajeros del rey regresaron. Ambos
mencionaron que los respectivos monarcas a los que fueron a visitar, se
expresaban con gran cariño de Barto, no tuvieron ningún inconveniente en
redactar y firmar los documentos que avalaban a Barto como gobernador
de Magna, en ese mismo transcurso de tiempo, Barto y Viktor ya eran
amigos, y constantemente Barto acompañaba al rey a todas partes, como
si fuera un guardia imperial de confianza.
El rey Viktor a diferencia de sus homólogos, disfrutaba los juegos de mesa,
no tanto los deportivos, era muy bueno en ajedrez, baraja, dominó, damas,
entre otros, Barto que no era experto sino más bien amateur, no pudo
ganar partida ni una sola vez al monarca en ningún juego, se acercaba un
poco en baraja, pero aún así no era rival. El rey casi no tomaba alcohol,
no disfrutaba de la bebida, sólo en algunas ocasiones bebía, pero siempre
con moderación, sabía muy bien cuándo detenerse, y no perdía el porte y
la presentación que un soberano debía tener en todo momento. Un poco
antes de que el amigable viajero partiera de las tierra de Troza, el rey le
dijo a Barto, –ya tienes cuatro pergaminos de diferentes reyes, donde te
reconocemos como gobernador de Magna, aunque la ciudad no depende
de nosotros, las probabilidades de que los habitantes no te acepten como
tal, son casi nulas, mencionó el pensante matemático, los reyes anteriores
te ofrecieron regalos, como esos bellos y lindos caballos que llevas, son muy
finos, lo sé por su estampa, pero ¿ninguno te ofreció una mujer?, considero
extraños esos actos. Barto respondió; –sí me ofrecieron mujeres, sólo que
por razones de mis errantes viajes no puedo llevarlas conmigo, después
mandaré a algún conocido por ellas.
El monarca sonrió, carcajeó y dijo; ¿cómo que ellas?, ¿piensas tener varias
mujeres a la vez?, te matarán cuando una sepa de la otra, jajajaja –siguió
carcajeando el soberano, Barto obviamente no revelaría que todo lo tenía
arreglado con un libro mágico, sólo se limitó a contestar, estaré bien,
lo comprenderán, porque no puedo desairar ni ser despectivo ante las
dádivas de los reyes, que con sus grandes dotes me han ofrecido. De ser
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