Page 51 - Los objetos del poder
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tuvieron regalos de mucho valor, entre ellos, esta espada que mi padre me
obsequió.
Al rey se le notaba felicidad en el rostro y habló un poco del pasado, –esos
dos hombres deben ser Albus y Clorif de Magna, con aproximadamente
53 años de edad, últimamente hemos tenido paz en los reinos, y en las
anteriores peleas y batallas a eso, ellos dos eran de los mejores soldados,
por ello alcanzaron rápidamente el título de generales; esta espada fue
forjada aquí, en mi reino, dentro de mis muros, fíjate bien en este grabado
(mostrándole a Barto un grabado en la empuñadura de la espada en forma
de sello real). Todas las espadas que forjamos aquí se catalogan del nivel
uno al nueve, y todas las que van del nivel siete al nueve son grabadas
con ese sello en específico, significa que son las mejores, son entregadas
únicamente a generales, nobles y reyes. Aunque habitualmente el rey sólo
usa espada nivel nueve, a menudo en combate se pierden o se obtienen
otras armas, la tuya debe ser nivel ocho.
Barto agradeció la información que recibía, ya que la desconocía por
completo, y le dio mucho gusto saber que el rey Viktor conociera a su
padre y maestro, y no sólo eso, los recordaba tan bien que hasta estimaba
sus edades, de eso hablaron durante toda la suculenta cena, un festín digno
de la realeza; mientras el príncipe menor jugueteaba con su hermana,
la princesa que le seguía en edad, en cuanto a la princesa mayor, ella
se comportaba más a la altura de una señorita. La reina, el rey y Barto
platicaron gustosos de cosas del pasado, algunas de ellas las habían platicado
en sus anécdotas Albus y Clorif, otras más chuscas y graciosas no, por lo
que el rey las mencionaba y todos reían por ello.
La apariencia física de Viktor era muy similar a la de Barto, poco menos
de 1.70 metros de altura, una persona esbelta pero muy marcados sus
músculos, sin grandes señales de grasa en el cuerpo y con una forma de ser
divertida y generosa, ligeramente egocéntrica, pero se notaba a distancia
que cuando se enfadaba era completamente diferente, siempre quería las
cosas bien hechas, todos los súbditos sabían, que las órdenes las daba una
sola vez, si descubría que alguien no había realizado la instrucción de su
orden, o la había hecho de mal forma, castigaba esa torpeza, pereza y
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