Page 59 - Los objetos del poder
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Como el destino ya estaba escrito, Barto ganó, siendo su pelea final contra
            una hermosa joven, delgada y de cabello largo casi hasta la cintura; la
            multitud estaba vuelta loca, una mujer derrotando y abriéndose paso entre
            una mayoría masculina,  era indescriptible  la emoción, supo  ganarse al
            público por sus destrezas y habilidades, en la final peleó excelentemente,
            hábil,  ligera,  fuerte,  decidida,  pero  no  logró  estar  por  encima  de  las
            fortalezas de Barto, también ayudado por el libro. El ventajoso caballero
            sabiendo que iba a ganar, dijo a la guerrera después de una ardua lucha,
            –te propongo algo, si logro besarte en menos de cinco minutos te rendirás,
            si no lo consigo yo me rendiré, ¿aceptas? La guerrera sabía muy bien que
            no podría vencerlo en combate por lo que accedió a la propuesta.


            En una maniobra espada contra sable, Barto  dirigió las fuerzas hacia
            abajo, quedando las espadas en las manos de sus dueños, pero con las
            puntas tocando el suelo, con una media vuelta, Barto dio una patada a la
            mano de la valiente guerrera y la despojó de su sable, el caballero arrojó su
            propia arma hacia su rival como cediéndosela, aventándola hacia arriba,
            la guerrera se distrajo esperando que cayera la espada. Y en ese momento,
            Barto se abalanzó sobre ella tirándola y quitándole el casco con la fuerza
            de la embestida, cayendo el  cuerpo de Barto  sobre el  brazo izquierdo
            de Bruu, su oponente, esto la dejó con un solo brazo para defenderse,
            pero Barto de inmediato pasó su brazo derecho sobre la cabeza de Bruu
            presionando su cabello contra la tierra con el codo y sujetando el otro
            brazo de la guerrera con su mano, sin darse cuenta Bruu fue besada en los
            labios, y por demasiada coincidencia no se apreció el beso desde donde
            estaban sentadas observando Ánni y Rousse.


            Fue así que los competidores se levantaron del piso, Barto ya sin casco
            sonrió, pero Bruu le propinó tremenda cachetada con todas sus fuerzas,
            para posteriormente rendirse como habían acordado, era una mujer de
            palabra. Los espectadores que estaban desde el ángulo donde no se observó
            el beso, no supieron porqué la cachetada y después la rendición; y los que sí
            pudieron contemplar el beso en los labios, sí comprendieron el porqué del
            golpe con la mano abierta en la cara del oponente, pero no la rendición, ya
            que eso fue acuerdo entre ellos dos, estando en la arena de pelea.




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