Page 60 - Los objetos del poder
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Al rendirse Bruu, Barto fue el ganador, se lanzaron fuegos artificiales y
            grandes estruendos  de trompetas y  tambores no  se hicieron  esperar, se
            desató la euforia, no sólo había un ganador en el torneo, sino que además
            era el nuevo emperador de la ya no ciudad, sino del ahora nuevo reino de
            Magna. Además, al ser Barto el ganador, alguien muy querido por todos
            desde que desconoció los documentos de los reyes y abrió la posibilidad
            para que cualquiera gobernara, todos en Magna estaban agradecidos, su
            emperador tenía demasiadas virtudes y había ganado legalmente su título,
            las felicitaciones no se hicieron esperar.


            Mientras el torneo se celebraba, Barto pagó a unas personas de confianza
            para que fueran a recoger a sus otras doncellas amadas, y envió con Luna un
            mensaje dirigido al rey Viktor, para que ya mandara a Gely. Rousse y Ánni
            no estaban muy contentas por ello, pero comprendían la situación, además
            Barto les mencionó que eran siete mujeres en total, siendo la realidad, que
            apenas tenía seis, por lo tanto, todavía tenía la oportunidad de escoger a una
            más sin que supieran de ello Rousse y Ánni, pero Barto debía actuar rápido,
            para no desfasarse con tiempos y que la séptima dama no llegase.


            Poco antes de llegar la primer doncella, Daysi, quien declaró su amor al
            galán, después de citarlo a ciegas en un bello puente, Barto escribió en el
            libro del poder, Bruu se enamorará de mí, las letras azules se borraron y
            no perdió oportunidad de frecuentar a la finalista del evento deportivo, al
            principio para hablar del torneo y después para seducirla, cuando llegaron
            todas la mujeres de Barto, Bruu ya estaba enamorada de él y ya sabía la
            misma historia que todas las demás, no había podido menospreciar una
            dádiva de un rey, causaría descortesía y desagrado, deshonor y furia. Así
            que no le quedó de otra más que acceder por amor, a ser una esposa más
            del ahora emperador de Magna.

            Estando las siete mujeres reunidas, Barto les pronunció –sé que es incómodo
            para  ustedes,  pero  todas  serán  mis  esposas  legítimas  y  reconocidas,
            generalmente un rey sólo tiene una reina y unos amoríos escondidos por
            ahí, pero yo seré diferente, no esconderé a ninguna de ustedes, las siete
            serán emperatrices, les juro lealtad y fidelidad a todas, nunca miraré ni
            estaré con una mujer que no sea una de ustedes. Las damiselas con un poco


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