Page 64 - Los objetos del poder
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desaparecerán, indicando que no se puede cumplir esa deliberada
                  acción.


                  ¿Puedes prestarme el libro para escribir yo?, –preguntó el padre a su
                  hijo, –Barto respondió, creo que alguna vez me comentó Aldebarán
                  que sólo el dueño puede escribir en el libro, porque sólo obedece a su
                  portador, pero la verdad nunca nadie aparte de mi ha escrito aquí,
                  desde que tengo el libro del poder, adelante padre escribe y veremos
                  qué pasa.


                  Barto le entregó el libro y la pluma a su progenitor, y éste intentó
                  escribir una frase, pero desde las primeras letras no se marcaban en
                  color azul, sino en negro, que era el color de la tinta de la pluma,
                  como si escribiera en una hoja cualquiera; de inmediato los dos se
                  dieron cuenta que no pasaría nada, al dejar de escribir simplemente
                  se desvanecieron las letras como si nada hubiera pasado. Inclusive
                  cuando el  joven  portador  escribió  con agua  y sudor,  las  letras  se
                  marcaron en color azul. Siguieron platicando mucho tiempo hasta
                  el atardecer, Barto lo puso al tanto de casi todo lo que sabía, desde
                  Aldebarán, las reglas que podían romperse desde una perspectiva
                  diferente, etc.


                  Para finalizar Albus le dijo a Barto, –ahora entiendo cómo pudiste
                  poner de acuerdo a tus siete esposas para no tener grandes problemas
                  con ellas, tu madre y yo habíamos platicado mucho sobre ese
                  tema y no lo lográbamos comprender, pero ahora me doy cuenta,
                  usaste el libro para eso, vaya que eres inteligente, lo heredaste de
                  tu mamá, llegando a casa se lo contaré a tu madre. Por favor no lo
                  hagas –replicó Barto, yo personalmente iré diciéndoles el secreto a
                  cada uno, persona por persona, de mi entera confianza, ya no debo
                  obedecer la regla de cada año revelar el secreto, porque he puesto
                  una especie de candado para ello, así que no perderé cinco años de
                  mi vida como estipula la norma, más adelante deberé confiar en
                  algunos de mis seres queridos y observar cómo responden ante tal
                  información.




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