Page 70 - Los objetos del poder
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y si las reparaciones son imposibles sólo nos cambiaremos de mundo
                  para mejorar el nuevo como lo hicimos con éste.


            Barto  recibió una valiosa lección de  prehistoria,  también  información
            importante, alguien superior a los espíritus los había creado, tal vez Dios,
            por ello preguntó; y esa voz que les dijo qué hacer, ¿de quién era? La
            respuesta fue; una deidad, un todopoderoso, un celestial, un dios, un titán,
            ha recibido muchos nombres al pasar generaciones y generaciones de tu
            especie; pero te seré muy sincero, ni siquiera los siete espíritus antiguos lo
            conocemos, nunca lo hemos visto, sólo hemos escuchado su voz en pocas
            ocasiones.


                  La siguiente pregunta fue –¿Dónde radican los otros seis espíritus?,
                  la respuesta fue muy parecida a la que hace algún tiempo, Aldebarán
                  le había contestado a Barto referente al mismo tema. –Eso no te lo
                  diré, aunque sí pudiera hacerlo, pero no es mi deseo, si tu intención
                  es conocer a los otros seis espíritus antiguos y tener en tus manos sus
                  objetos de poder, debes buscarlos por ti mismo, en la inmensidad del
                  cielo, por las profundidades de la tierra, por la lejanía del amplio
                  océano, por todo lo ancho y largo de mundo donde radicas, en lo
                  más alto de la mejor montaña, dentro de un volcán semiactivo, en el
                  corazón de la naturaleza y todavía más allá.


                  Ahora yo te haré una pregunta a ti Barto, –¿qué deseas al obtener
                  todos los objetos sagrados? Acaso poder, riqueza, ser recordado por
                  la historia de tu raza, a fin de cuentas perecerás y aunque heredes los
                  objetos, tarde o temprano regresarán a sus legítimos dueños, tienes
                  hambre de poder, a pesar de que ya eres una persona importante,
                  los objetos milenarios los usamos para mejorar el mundo, pero en
                  manos equivocadas podrían hacer tanto daño como para destruirlo,
                  piensa más allá de tu propia ambición o riqueza.


            Barto  de  inmediato  supo  que  la  pregunta  que  Aldebarán  le  realizó,
            prácticamente él mismo la había contestado, y hasta lo había regañado
            dentro de las mismas palabras.




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