Page 14 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Yo necesitaba saber cuál era el sentido de mi vida y saber porqué me
            sucedía esto. Sentía que no era sólo Abid, el hombre elefante, ahora
            tenía otras responsabilidades, aquellas que me hicieron saberme
            útil. Tal vez al principio causaría miedo, asco o asombro, pero tenía
            que intentarlo.


            Ese día, una palabra vino a mi mente: elefante, ¿qué es un elefante?,
            ¿yo soy un elefante?

            Descubrí lo increíble que son los elefantes y el deseo enorme de
            saberme y sentirme poderoso y colosal, como uno de ellos. Los
            elefantes, después de todo, son los mamíferos más grandes y bellos
            del planeta, tienen su piel muy gruesa, son muy pesados, su hermosa
            trompa les sirve para alimentarse, oler, y como una extremidad más;
            sus enormes orejas les permiten regular su temperatura, pueden
            comunicarse con sonidos de baja frecuencia, que al emitirse se
            sienten como una vibración en las patas. Existen algunas especies
            de hasta tres metros, son muy sociales, viven en manadas, muy
            emocionales y se acompañan durante toda la vida. Aprenden,
            poseen una gran inteligencia, pues tienen un cerebro grande, les
            gusta mucho estar en el agua, son codiciados por el marfil de sus
            colmillos y son herbívoros. Si tan sólo pudiera parecerme un poco
            más a ellos.

            Mi primer gran reto, fue controlar mi cuerpo, ponerme de pie y
            caminar, ir de un lugar a otro, eso fue difícil y doloroso, pero por
            algo había que empezar. Tardé mucho tiempo en ello, eso fue una
            alegría para la familia, que por primera vez veían una sonrisa en mi
            cara y una mirada de esperanza.

            El segundo reto, fue enfrentar al mundo y salir a la calle, sabía que
            sería difícil, porque podrían reírse de mí o verme como un bicho
            raro, sabía que habrían rumores, miedo, inquietud, asombro y tal
            vez hasta asco, lo sabía muy bien, pero estaba decidido y ahora eso
            no me detendría. Afronté y aguanté todo como un guerrero, con
            sencillez y humildad.






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