Page 45 - Donde vive la imaginación
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Doro sigue con el ánimo muy bajo, se ve que no tiene ganas de hacer nada. Le
            rogamos para salir a caminar al parque. Lleva más de cinco días deprimido,
            sin querer salir de casa. Hoy por fin logramos que saliera a dar un paseo,
            pero el sol lastimó sus ojos, los tallaba tan fuerte que se golpeó la cara.
            Rogelio dice que estuvo muchos días en la obscuridad; que es normal que
            le pique la luz del sol.


            Las personas se acercan a Doro para acariciarlo; lo disfruta. Incluso hace
            gracias: salta, grita y corre, se ve muy chistoso. En el edificio después de
            todo este tiempo se acostumbraron a verlo. A Juliancito, el hijo de la vecina,
            siempre le ha gustado jugar con él porque corren por todo el parque. Esta
            ocasión fue diferente no lo persiguió, ni siquiera volteó a verlo. Juliancito
            insistió tanto que se cansó de rogar para que jugaran en los árboles como
            muchas otras veces. Al final terminaron abrazados y haciéndose piojito.


               —¡Rogelio, Doro sigue muy triste!


               —Lo sé mujer, mañana lo llevaremos al zoológico.


            En segundos Doro se enojó, al parecer le molestó que Juliancito se recargara
            en él. Al intentar separarlos, voltea bruscamente la mano y pega en la cara
            de Juliancito. La gente se asusta al verlo tan violento. Entonces él empieza a
            correr entre los árboles, tira cosas y tropieza con lo que encuentra a su paso.
            Ni la policía, ni los bomberos, ni protección civil podían atraparlo. Hasta
            que  Rogelio  junto  con otros veterinarios  le  dispararon tranquilizantes.
            Dormido lo llevaron al zoológico de la ciudad donde los animales andan
            libres.


            Después de varios meses fuimos a visitarlo. Doro se encuentra deprimido,  el
            cambio de hogar no le ayudó a levantar el ánimo: —¡Qué no les extrañe
            si en los próximos meses lo encuentran muerto! —nos comentó el guardia.
            Se golpea fuerte contra los árboles, busca pleito a los chimpancés del lugar,
            y lo muerden.


            Nosotros sentimos mucha  tristeza  al  verlo  así, golpeado,  sin ganas de
            levantarse, hasta preferimos no acercarnos.


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